Los efectos de la inflación en tus finanzas personales

03 Febrero 2019

Denominada por muchos economistas como el “impuesto de los pobres”, la inflación es uno de los fenómenos económicos que más impacto puede llegar a tener no solo a nivel macroeconómico, sino también sobre el bolsillo de los particulares.

Uno de los indicadores económicos que más preocupan a las autoridades económicas europeas es la inflación, ya que cuando esta se descontrola el desastre está asegurado.

De hecho, durante el período comprendido entre las dos guerras mundiales, en Europa —sobre todo en Alemania— se vivieron graves crisis de hiperinflación que terminaron provocando la quiebra del sistema monetario, crisis sociales y económicas y el posterior ascenso del nazismo.

Desde entonces, uno de los objetivos principales e irrenunciables de los bancos centrales europeos es controlar la inflación para que situaciones así no vuelvan a repetirse.

Sin embargo, parece que estas terribles experiencias históricas no han servido para evitar que en la actualidad otros países más alejados de nuestro entorno vivan graves problemas de hiperinflación.

El caso más conocido es el de Venezuela, cuyas autoridades monetarias no publican datos desde hace 3 años.

Al carecer de cifras oficiales, el FMI se ha atrevido a aventurar que es posible que en 2019 Venezuela termine con una inflación de 10.000.000%, unas cifras similares a las de países como Irak o Libia, que llegaron a cotas similares en los períodos de máximo recrudecimiento de sus conflictos bélicos.

¿Tienes interés en conocer cómo afecta la inflación al bolsillo de los consumidores?

Pues lee este post hasta el final —sobre todo si tienes a tu nombre algún crédito rápido online —, ya que es posible que la inflación, en lugar de perjudicarte, incluso te beneficie.

¿Qué es la inflación?

En economía, la inflación es un indicador que mide el aumento de los precios de los bienes y servicios durante un período determinado de tiempo.

Este fenómeno, por tanto, tiene un efecto directo sobre el valor del dinero: al aumentar la inflación, el poder adquisitivo del dinero disminuye.

Esto implica que un aumento de la inflación (del precio de las cosas) supone automáticamente que el dinero que tienes en tu poder valga menos que antes.

Imagina, por ejemplo, que todos los meses cobras un sueldo al mes de 1.000 euros. Y con tu nómina puedes pagar los siguientes gastos fijos:

  • El alquiler de tu casa.
  • La luz.
  • El teléfono.
  • El gas para la calefacción.
  • La comida y los productos de higiene para todo el mes.
  • Salir a cenar con amigos un par de veces al mes.

Si de repente los precios de todas las cosas se disparan, con tu sueldo ya no podrás pagar todo lo que comprabas hasta ahora.

Si de un mes para otro el gas, la luz, el teléfono y la comida que necesitas para alimentarte cuestan mucho más que antes —pero tú sigues cobrando los mismos 1.000 euros al mes—, ya no podrás comprar todo lo que comprabas antes.

En ese caso, no tendrás más remedio que reducir gastos (salir a cenar fuera, comprar menos comida o encender lo justo la calefacción para gastar una cantidad menor de gas).

Las consecuencias de la inflación

Ya has visto que el principal efecto de la inflación es que tu dinero vale menos que antes, ya que ahora puedes comprar menos cosas con el mismo dinero.

Sin embargo, la inflación no es mala en sí misma. Por eso, las autoridades económicas suelen poner la barrera de la inflación tolerable aproximadamente en un 2%.

Si esta supera el umbral del 2 o el 3% (cada gobierno establece a nivel político cuál es el límite tolerable), se aprestan a tomar medidas para controlarla, antes de que se desmande.

Lo curioso es que una inflación negativa —la deflación— también sería peligrosa para la economía, puesto que, si los precios comienzan una tendencia descendente, la gente comienza a retrasar sus compras e inversiones, esperando que los bienes y servicios sean todavía más baratos. Y eso provoca recesión económica.

Esto quiere decir que las autoridades económicas deben mantener el pulso firme para que el sistema de precios permanezca estable.

En caso de incrementos por encima de los límites, lo habitual es que las autoridades económicas modifiquen los tipos de interés para compensar esas subidas.

Tipos de interés que pueden variar en sentido inverso, en escenarios de deflación.

Además, en esos casos también existe la posibilidad de devaluar la moneda, aunque esta medida no suele dar buenos resultados.

Pese a todo, la inflación también puede tener un efecto beneficioso en tu economía personal: si estás pagando préstamos personales a largo plazo, un aumento de la inflación —con la consiguiente subida de tu sueldo— conllevará que tu deuda sea menos costosa de pagar.

Gracias a eso, puedes devolver el dinero prestado en un plazo menor de tiempo. Y si decides mantener los plazos, el esfuerzo mensual para pagar las cuotas será inferior.

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